viernes, 12 de febrero de 2010

El cambio de vida del señor Verdoux

Acabo de ver la película Monsieur Verdoux de Chaplin. Después de un buen rato de verlo hacerla de villano chistoso, viene la parte genial. Cuando conversa con la vagabunda a la que quería matar para experimentar un nuevo veneno. Hablan del amor, en el cual Verdoux no cree, pues él sólo seducía a las mujeres para quedarse con su dinero. Al ver que ella sí cree, ver que puede haber alguien en este mundo que viva y piense diferente, y sea noble y más pleno que él, con todo su dinero e inteligencia, decide quitarle la copa envenenada, pretextando que tiene un pedazo de corcho.
Cuando se va a retirar, él le da mucho dinero. Ella llora porque queda conmovida por su generosidad. Le dice que ya que había dejado de tener fe y de creer en el ser humano, lo encuentra a él y entonces vuelve a creer. A lo que él responde, sabiendo que es un criminal:

—Do not believe too much. This is a ruthless world and one must be ruthless to cope with it.
—That isn’t true. It’s a blundering world and a very sad one, yet kindness can make it beautiful.
—You’d better go before your philosophy corrupts me.

(—No creas demasiado. Este es un mundo despiadado y uno debe ser despiadado para sobrellevarlo.
—Eso no es cierto. Es un mundo tremendamente equivocado y muy triste, pero la amabilidad lo puede hacer hermoso.
—Mejor vete antes de que tu filosofía me corrompa.)

Con el paso del tiempo, Verdoux no puede detener la inercia de su forma de vida, pero sus crímenes ya no le salen tan bien como antes. Llega el momento en que decide dejarse atrapar por la policía. Es juzgado. El fiscal dice que su cerebro lo usó para matar mujeres en masa y es un ser abominable que merece morir. Él responde que, en efecto, tiene cerebro, y lo usó honestamente durante los treinta y cinco años en que sirvió a un banco, contando el dinero de otros. Después lo despidieron cuando consideraron que ya no querían seguir pagándole y que ya no era tan necesario, y entonces se dedicó a hacer lo que sus patrones hacían: quedarse con el dinero de otros aprovechándose de su confianza. En cuanto a los crímenes en masa, ¿no es algo que la sociedad alienta?, se pregunta. ¿Qué no se construyen bombas para matar a miles de personas inocentes, con toda la inteligencia de la ciencia? Los últimos momentos, en la celda, los pasa tranquilamente y con una actitud cínica, reconociendo su culpa pero al mismo tiempo señalando la hipocresía de la sociedad que lo condena. Quienes quieren redimirlo o beneficiarse de algún modo de su tragedia resultan retratados por las palabras irónicas de Verdoux: el reportero, el sacerdote y los policías.
En realidad, la vida de este personaje es como la de muchas personas: llena de insatisfacciones y banal. La diferencia es que fue más descarado, más honesto consigo mismo en esa carrera estúpida. Al final se da cuenta de esto y renuncia a esa vida. La consecuencia de sus actos será que no sólo renunciará a esa vida, sino desgraciadamente a toda la vida. Es el resultado lógico de las muchas vidas que él quitó sin consideración y de un sistema estricto con los de abajo. Además, en esta película Chaplin no mantiene ni inicia un romance. Está solo. No obstante, los últimos días parece sereno y purificado. Ya no es una sonrisa de triunfo egoísta la de su rostro, sino la de alguien que ha descubierto un saber realmente precioso.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

interesante! me gustaría verla

Anónimo dijo...

interesante! me gustaría verla

contrasistema uagh dijo...

Síii, está muy buena, es de Chaplin... ¿Cómo has estado? :)