lunes, 26 de abril de 2010

Ego (ideas sueltas)

Sobre la imagen en el espejo...

Para Lacan, el ego es el proceso narcisista por el cual fomentamos una individualidad unitaria encontrando en el mundo algo con lo cual podemos identificarnos.
Terry Eagleton

Que suena muy parecido a esto:
La vanidad es la ciega propensión a considerarse como individuo no siéndolo.
Friedrich Nietzsche

Y a la negación budista del yo (¿o falso yo?)

viernes, 2 de abril de 2010

Hexagrama 11. T'ai - Paz (I Ching)

No hay llanura que no esté seguida por una pendiente.
Todo sobre la tierra está sujeto a cambios. La prosperidad está seguida de decadencia: esta es la ley eterna sobre la tierra. El mal puede mantenerse refrenado, pero no puede ser abolido permanentemente. Siempre regresa. Esta convicción puede inducir a la melancolía, pero no debe ser así; sólo debe protegernos de sucumbir ante una ilusión cuando la buena fortuna nos llegue. Si permanecemos conscientes del peligro, continuamos perseverando y no cometemos errores. En tanto que la naturaleza interna de un hombre siga siendo más fierte y más rica que cualquier cosa ofrecida por una fortuna exterior, y mientras permanezca interiormente superior al destino, la fortuna no lo abandonará.

Y esta cita, muy relacionada:
"Nuestra mayor gloria no está en no caer jamás, sino en levantarnos cada vez que caigamos."
Confucio

jueves, 1 de abril de 2010

Crepúsculo, estereotipos rosas



"Lo que hay de embriagador en el mal gusto es el placer aristocrático de no aprobarlo."
Charles Baudelaire


Ya sé que critico muchas cosas, y que es fastidioso, porque pareciera que todo lo arruino. Y además, eso, dirán algunos, es sólo una pose intelectual de exquisitez (y aquí el epígrafe de Baudelaire viene como anillo al dedo), pero es que hay cosas que sencillamente no me parecen jaja, y en realidad no es que me guste estropear todo, sino que considero que merecemos mejores cosas.

Ahora hablaré de la película Crepúsculo (pues no pienso leer el libro, de hecho vi la película apenas hoy, pues no se me ocurrió otra cosa qué hacer y quería saber por qué mis alumnas hablaban tanto de ella). Cumplió mis expectativas: cursi, estereotipada y con grandiosas locaciones boscosas.

Los vampiros de las películas ya siempre están al último grito de la moda en autos y ropa (marca de clase social, ¿se imaginan a un vampiro en microbús? De hecho, no necesitarían eso, pues se pueden transportar más rápido volando...), y hasta caminan como modelos de pasarela mientras suena una música adecuada. Nada parecido al Nosferatu de Murnau, pensado en causar repulsión. Pero era lógico que eso sucediera. En un mundo neoliberal consumista donde los hombres se convierten en metrosexuales y las mujeres también exigen su "taco de ojo" y esto significa poder y libertad en el mundo "democrático". Y digo, ¿quién se puede quejar de la apariencia de los protagonistas? Aunque les pudiéramos encontrar defectos o cosas que no nos gusten, la mercadotecnia y promoción de su imagen a lo largo de la cinta y en todo el entorno en que vivimos, terminan por convertirlos en deseables. Es rarísimo que un director, más de una superproducción de Hollywood, escoja para los papeles protagónicos de este tipo de películas a actores que no sean tan atractivos, con el cuerpo poco ejercitado o rasgos faciales que no son tan aceptados.

El amor, que Ford Coppola ya había convertido en elemento central de su película de Drácula, debe ser, por supuesto, entre un hombre y una mujer a la moda y con una apariencia aceptable. Y además, debe ser eterno. Bella (ah, los nombres de los protagonistas no podían ser también más estereotipados), una chava de 16 años que casi acaba de conocer al superpoderoso vampiro Edward dice que quiere ser vampira y estar para toda la ETERNIDAD con él, ¡sin pensar en lo fastidiosa que podría ser la misma eternidad! Fantasías de adolescente occidental que recuerdan a Madame Bovary.

El contacto físico entre los protagonistas es reducido y al mismo tiempo intenso, pues para él entre más cerca esté de ella, más se arriesga a quererla morder, cosa que no quiere. No hay que haber estudiado mucho psicoanálisis para ver que "no querer morderla y volverla vampira" está sustituyendo y simbolizando el coito.

Si a esto le agregamos que los enemigos de la pareja son:
1) Los indios (el exotismo racista no podía ser más obvio...), de entre quienes destaca un joven que también desea a Bella (es decir, es un rival sexual). Siempre indios contra blancos, como si fueran enemigos naturales... Los indios viven en una reserva, por supuesto. En este caso los blancos son muy blancos, son vampiros, con lo que los blancos pueden identificarse rápidamente con la superioridad física y mental de los vampiros... y con su estilo a la moda (a pesar de que haya un vampiro negro también a la moda, personaje completamente de relleno). Además son vampiros MUY estadounidenses, que juegan baseball. Sólo falta que persigan irakíes o indocumentados. Nazismo neoliberal.
2) Un vampiro y una vampira que de un modo u otro quieren interferir en la relación de los protagonistas. El primero es aniquilado, y predeciblemente, la segunda aparecerá en una continuación de la película... De este modo tenemos más rivales para ambos, sin considerar a los simples humanos (los indios no son humanos, por supuesto...) que no constituyen ninguna amenaza.

De este modo se genera una narrativa erótica para las adolescentes y al mismo tiempo se conserva una moral y se educa como siempre dentro del amor idealizado, sobre todo a las mujeres.

Continúan los paradigmas, aunque nos digan lo contrario.