domingo, 1 de diciembre de 2013

1968, resignación o resurrección‏

En mi experiencia, y creo que en la de muchos mexicanos, cuando se recuerda el 68 necesariamente se habla de la masacre del 2 de octubre y prácticamente sólo eso, sin ahondar mucho.
Esto nos genera, lógicamente, una actitud de enojo y tristeza que hace que mucha gente prefiera evadir el tema, como el de otras tragedias que se van olvidando. Otros salen a las calles o de diversas maneras expresan su repudio a la represión estudiantil siempre latente.
Sin embargo, ¿eso es todo?, ¿insultar a los poderosos de antes y ahora, hacer pintas y carteles, ponernos "de pechito" muy cristianamente, flagelarnos, hacer altares y tzompantlis, idolatrar a los sobrevivientes, despreciar a quienes no se unen a este ritual? ¿No hubo otra cosa en 1968 en México, como parte del clima que venía de Praga y París? ¿Qué querían las víctimas, lograron algo además de ser sacrificados? Más aún, ¿cómo podemos recuperar lo que dejaron inconcluso ahora y resucitar la revolución en este siglo?

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