lunes, 30 de enero de 2012

Fragmento de "Desagravio de la profesión literaria"

A la experiencia sufraga la razón. El ejercicio literario, siendo conforme al genio, y no excediendo en el modo, tiene mucho más de dulzura que de fatiga: luego no puede ser molesto, o desapacible a la naturaleza, y por consiguiente ni perjudicial a la vida. He puesto las dos limitaciones de ser conforme al genio, y no exceder en el modo; pero éstas son transcendentes a toda ocupación, pues ninguna hay que siendo, o en la cantidad excesiva, o respecto del genio violenta, no sea nociva. ¿Qué cosa más dulce hay, que estar tratando todos los días con los hombres más racionales, y sabios que tuvieron los siglos todos, como se logra en el manejo de los libros? Si un hombre muy discreto, y de algo singulares noticias, nos da tanto placer con su conversación, ¿cuánto mayor le darán tantos como se encuentran en una Biblioteca? ¿Qué deleite llega al de registrar en la Historia todos los Siglos, en la Geografía todas las Regiones, en la Astronomía todos los Cielos? El Filósofo se complace en ir dando alcance a la fugitiva naturaleza: el Teólogo en contemplar con el telescopio de la revelación los Misterios de la Gracia. Y aunque es cierto que en muchas materias no se puede descubrir el fondo, o apurar la verdad, en esas mismas se entretiene el entendimiento con la dulce golosina de ver los sutiles discursos conque la han buscado tantas mentes sublimes.

Benito Jerónimo Feijóo

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