lunes, 10 de agosto de 2009

La religión, un ridículo compartido

La película Religulous (2008, traducida como Reli¿qué?) es simplemente genial. Bill Maher hace lo que Sócrates: conversar con la gente, preguntándole cosas de sus propias creencias usando la razón. No tardan muchos segundos en caer en las contradicciones o francas mentiras. Y es que, en efecto, las religiones y creencias esotéricas en general se blindan contra la inteligencia, pero ella es siempre más fuerte.
Ahí está la evidencia de las mentiras, sólo hay que querer verla. Moralmente, las religiones son misóginas, homofóbicas, racistas, genocidas, y los líderes religiosos enriquecidos, del mismo modo que los que ocupan cargos públicos. Todos ellos viven de engañar y someter a la gente. Históricamente, las religiones se copian mutuamente desde hace miles de años, no tienen nada de original, más que la combinación que hacen. Racionalmente, dicen cosas estúpidas, como la resurrección, el embarazo de una virgen, las razas superiores y pueblos elegidos, animales parlantes, caballos voladores, voces del cielo...
No tiene favoritismos, lo mismo cristianismo, judaísmo, islam, panteísmos, creencias en aliens. Es una película muy graciosa, extremadamente en ocasiones. Sin duda la combinación religión-ridículo del título en inglés es afortunada, pues los entrevistados son los mejores cómicos que he visto.
Pero el lado oscuro es insoslayable. Maher subraya la responsabilidad que tienen todos los creyentes, y no sólo los líderes corruptos. Incluso quienes creen a medias. Dice que del mismo modo que uno debe salirse de un partido político racista, uno debe salirse de las religiones, pues todas tienen mucha sangre y mentiras arrastrando. Ellas, en efecto, siempre relacionadas "casualmente" con políticos y hombres poderosos, son causantes de la destrucción que vive el planeta y sus habitantes. No podemos seguir apoyándolos. Es más, es urgente y necesario enfrentarlos.

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