lunes, 9 de mayo de 2011
Aceptar el dolor
En Occidente aceptar el dolor no es algo bien visto por lo general, ni en la mentalidad tradicional ni en la moderna. En la tradicional se confunde aceptar el dolor con ser resignado en la vida, lo que puede tener un valor positivo desde el punto de vista cristiano; en la mentalidad moderna, aceptar el dolor sencillamente es inadmisible, pues la vida pretende estar inserta siempre en el comfort. Sin embargo, aceptar el dolor cuando no se ha podido evitar resulta lo más adecuado. No es resignarse y ser sumiso, pues ya se hizo algo o todo para evitarlo, tampoco es evadirse con drogas diversas que en realidad no lo erradican. Aceptar el dolor cuando no se ha podido evitar es fortalecernos y saber que el dolor no es en realidad lo más terrible de la vida (hay cosas peores, como hacer algo que no se quiere, tener una vida indiferente para uno mismo o ser totalmente dependiente); se puede superar y se puede aprender del dolor. Esta enseñanza la han dejado varias filosofías orientales.
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