No hay llanura que no esté seguida por una pendiente.
Todo sobre la tierra está sujeto a cambios. La prosperidad está seguida de decadencia: esta es la ley eterna sobre la tierra. El mal puede mantenerse refrenado, pero no puede ser abolido permanentemente. Siempre regresa. Esta convicción puede inducir a la melancolía, pero no debe ser así; sólo debe protegernos de sucumbir ante una ilusión cuando la buena fortuna nos llegue. Si permanecemos conscientes del peligro, continuamos perseverando y no cometemos errores. En tanto que la naturaleza interna de un hombre siga siendo más fierte y más rica que cualquier cosa ofrecida por una fortuna exterior, y mientras permanezca interiormente superior al destino, la fortuna no lo abandonará.
Y esta cita, muy relacionada:
"Nuestra mayor gloria no está en no caer jamás, sino en levantarnos cada vez que caigamos."
Confucio
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